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27 de octubre de 2013

Senadores: ¡Ni un paso atrás!

Rodolfo Echeverría Ruiz.
El debate en torno al impuesto a las bebidas azucaradas ha generado posiciones encontradas, unas a favor otras en contra, el que sigue es un artículo de Rodolfo Echeverría Ruiz quien nos dice: “Los panistas defenderán a capa y espada a los refresqueros y a los chatarreros. Para demostrar lo anterior basta con un botón que, más bien, es un botín: la senadora panista por Nayarit, Martha Elena García Gómez, es socia empresarial del exgobernador Antonio Echevarría, dueño de la Coca-Cola en aquella entidad. El coordinador del PAN en el senado admitió: ‘Hay un conflicto de interés en la bancada en torno al impuesto a los refrescos. Tenemos una senadora que es empresaria del refresco…’”.

Aprobada como ha sido la reforma fiscal en la Cámara de Diputados, las enconadas cúpulas empresariales arrecian ahora su costosa cruzada contra los justicieros gravámenes a los refrescos superendulzados y a la comida chatarra. Ahora apuntan sus cañones hacia los senadores.  
Entre ellos cuentan con algunos aliados. La conmovedora fotografía del presidente de la COPARMEX --rostro enrojecido por la cólera, expresiones ásperas, modales sobreactuados-- rodeado de extasiados  senadores panistas, constituye una declaración de principios, un canto épico, toda una égloga.
La embestida fracasó de manera estrepitosa ante los diputados. Hoy pretenden los productores de chatarras líquidas y chatarras sólidas influir entre los senadores movidos por la ingenua fantasía de obligarlos a enmendar la plana a sus colegas de la cámara de origen. Sus "argumentos" son objetables por completo, inverosímiles, por llamar de manera suave a esa sarta de mentiras mediante las cuales intentan defender lo indefendible.
Los empresarios refresqueros y los chatarreros han saturado los medios de comunicación --prensa escrita, radio y televisión, cine, internet-- con un mentiroso "mensaje" cuya aviesa pretensión consiste en hacer creer a los consumidores de tan nocivos productos industriales ¡que su ingesta es saludable y compatible con la buena nutrición! 
No contentos con ello, envían todos los días a sus cabilderos y a sus huisacheros a fin de presionar a los senadores con el infantil propósito de "convencerlos" acerca de la inocuidad de los refrescos y de las otras chatarras bebibles y comestibles cuyo alto consumo ha llevado a México hasta los extremos de una gravísima pandemia de sobrepeso, diabetes y obesidad.  
Suponen a los senadores carentes de información o faltos de discernimiento. Ellos conocen bien el tema. Trabajan asesorados por expertos salubristas y nutriólogos, médicos y científicos formados en diversas especialidades, oftalmólogos y nefrólogos, endocrinólogos y fiscalistas, jurisconsultos, historiadores de las ciencias médicas…
Es inaudito: las cúpulas empresariales han llegado a suponer, en su desbordado delirio, que una mayoría de senadores estaría dispuesta a dar marcha atrás a las decisiones tomadas por los diputados en relación con el altísimo consumo en México de bebidas hiperendulzadas y de toda suerte de perniciosas frituras, saturadas de grasas y de sales engordantes. Me refiero, también, a esos pastelillos artificiales bautizados con nombres ridículos  y  a toda aquella inmensa gama de falsas golosinas colmadas de preservativos industriales, saborizantes prefabricados,  dañinas sustancias químicas. 
La mayoría de los senadores resistirá a pie firme. No se doblegará. Cómplices de los empresarios, los más de los panistas votarán en contra de esos impuestos especiales, tal y como lo hicieron sus congéneres de la colegisladora. Así evidenciarán, una vez más, la alianza natural e irrompible existente entre la derecha política y la derecha económica.
Los panistas defenderán a capa y espada a los refresqueros y a los chatarreros. Para demostrar lo anterior basta con un botón que, más bien, es un botín: la senadora panista por Nayarit, Martha Elena García Gómez, es socia empresarial del exgobernador Antonio Echevarría, dueño de la Coca-Cola en aquella entidad. El coordinador del PAN en el senado admitió: “Hay un conflicto de interés en la bancada en torno al impuesto a los refrescos. Tenemos una senadora que es empresaria del refresco…”. La senadora, ante la imposibilidad de negar esa evidencia, declaró: “Aunque estoy de acuerdo yo como refresquera a nadie nos gusta (sic) pagar impuestos, pero es mi obligación hacerlo”. Y añadió estas horrísonas palabras: “Los grandes perjudicados no seremos los inversionistas sino los que tienen sus changarros y el pobre albañil que se desayuna con un refresco…”. A continuación espetó la señora senadora: “Me uniré al voto que decida mi bancada panista”. Espeluznante. Lo sabemos: la derecha votará a favor de las refresqueras y de las chatarreras. Por lo menos, doña Martha Elena debería proceder con vergüenza y abstenerse de votar en esa materia específica. 
Ciertos prebostes del empresariado chatarrero suelen disimular su atenazadora mala conciencia social bajo el negro velo de una hipócrita piedad seudoreligiosa: se disfrazan con el cursi vestuario teatral de los filántropos caritativos mientras multiplican al cubo sus inmensas fortunas al engordar y al hacer diabéticos irremediables a millones de mexicanos consumidores de letales chatarras líquidas y sólidas.
Como cámara revisora, el senado tomará en cuenta los trabajos realizados en esa materia por los diputados y, sin desmedro de su cabal independencia, aprobará en sus términos la minuta recibida. Será una clara muestra de la articulación institucional existente entre ambas instancias legislativas federales.
Los limitados tiempos constitucionales y la racionalidad jurídica, política y parlamentaria exigen un ensamble institucional entre los diputados y los senadores. Ese responsable ejercicio de complementariedad  honrará a los dos brazos legislativos del poder público. Señores senadores: ¡ni un paso atrás!.

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