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2 de octubre de 2013

Un gobierno impotente

Víctor González Avelar.
Aunque en los ceremoniales cívicos el gobierno muestra su músculo y poderío, cuando se trata de controlar a las multitudes resulta impotente, señala Víctor González Avelar en su columna Mirando a fondo que recientemente se publicó en El Siglo de Torreón, el abogado se refirió al tema de las protestas de la CNTE que afortunadamente se han ido diluyendo ante el repudio de la población que no le ve bases a su movimiento.

EL ESTADO MEXICANO se ostenta poderoso y además presume de serlo. Es en los desfiles del 16 de septiembre en donde trata de mostrar su músculo. Cientos de unidades militares de todos tipos, tamaños y colores marchan ordenadas bajo el mando de militares de alto rango. Camiones, tanques, tanquetas, aviones a reacción, cañones, metrallas, cuerpos de élite; en fin, el estado y el gobierno tratan de demostrar que son poderosos y detentadores de la fuerza que da el derecho y la ley a los gobernantes para hacerla cumplir y evitar la impunidad.
PERO LA REALIDAD es muy diferente. El estado mexicano no es lo que quiere parecer como el monopolizador de la fuerza pública. En este país existen muchas otras fuerzas (unas a la vista de todos y otras que subyacen en la oscuridad) que ejercen y usan libremente su poder fáctico contra el estado cuando de defender sus muy personales intereses se trata y lo hacen sin piedad. EN ESTE PAÍS tenemos, entre otros ejemplos, el de los operadores de la droga que tienen de hecho su propio estado que consiste en un territorio controlado; una población que está bajo su gobierno y finalmente una organización de gobierno con una logística y operatividad suficiente como para mantenerse dentro de una zona de impunidad e independencia. Si también es verdad que esto no sucede de manera generalizada en todo el país, sí hay regiones en las que el estado mexicano ni con todas las fuerzas que presume en sus desfiles puede someterlas al imperio de la ley. 
Enrique Peña Nieto.
EXISTEN ADEMÁS otros poderes llamados fácticos que están integrados por los medios, la radio, la prensa y las televisoras. Siguen por su orden los grupos financieros de la banca extranjerizada que acumulan y guardan los dineros de todos y los manejan a su arbitrio y discreción sin ningún plan de prioridades sociales ni bajo un proyecto de desarrollo nacional para hacer crecer el país. Pero lo peor, nuestros depósitos y ahorros los mandan a Texas, a Europa o Inglaterra para allá promover negocios, empleos y crecimiento económico. Aquí con las tarjetas de crédito al 60% anual, con eso tienen para fingirse banqueros. 
QUEDAN LOS OTROS poderes no tan fácticos como son los partidos políticos que creados como entidades de interés público, su único y real interés es absolutamente privado que consiste en cuidar, disfrutar y dilapidar los privilegios económicos que graciosamente les entrega el IFE. Son ellos quienes en tiempos de elecciones reparten las candidaturas muy especialmente las plurinominales en las elecciones al congreso, mediante negociaciones bajo la mesa que nada tienen que ver con los intereses de la población.
ALGUNOS DE ESTOS PARTIDOS son meros negocios familiares como el Partido del Trabajo que ordeña Alberto Anaya desde hace más de 30 años; el Partido Verde propiedad de la familia González Torres y el Panal caja chica de la maestra Elba Esther Gordillo y su pandilla. Estas empresas familiares reciben cada año cientos de millones de pesos provenientes de las arcas de la Secretaría de Hacienda que a su vez los saca de nuestros bolsillos. A estos factores reales de poder habría que agregar el peso específico de los gobernadores de los estados de la república y del jefe de Gobierno del Distrito Federal. Como se podrá ver el estado mexicano y su gobierno federal quedan muy pequeños y acotados.
EXISTEN TAMBIÉN como poderes reales que hacen uso de la fuerza y violan las leyes en las mismísimas narices del gobierno, el SNTE y el otro CNTE. Estos grupos sindicales han puesto de rodillas al gobierno federal y a los gobiernos de Guerrero, Michoacán y Oaxaca. De la misma manera han podido imponer impunemente la fuerza y la violencia sobre millones de ciudadanos mexicanos que nada tienen que ver con sus problemas.
Miguel Ángel Mancera.
EL COLMO de la impotencia del estado mexicano para aplicar la ley quedó demostrada y a la vista de todos, con motivo de la noticia que apareció en los diarios del país en el sentido de que fueron los propios reos y custodios de algunos penales, quienes descompusieron el sistema para bloquear la salida de señales telefónicas por celulares desde los reclusorios. De esas prisiones sale más del 80 por cientos de las llamadas telefónicas de extorsión y amenazas a los mexicanos. Sin embargo, un pleito entre el Gobierno del Distrito Federal y la empresa proveedora de los equipos, ha permitido que los reos y custodios estén libres de cualquier control para hacer llamadas de extorsión y de ahí las seguirán haciendo riéndose a carcajadas del gobierno federal y del D.F. 
VOLVEMOS A LO MISMO: Si el estado mexicano con toda la fuerza y organización que presume en sus desfiles, no puede cumplir con algo tan elemental como es bloquear en las prisiones la señal telefónica de los celulares, díganme ustedes si podrá enfrentar los enormes retos que tiene por delante el país.  
LA REALIDAD ES QUE históricamente el estado mexicano se ha visto impotente para aplicar llana y simplemente la ley, que es una de sus más importantes obligaciones como estructura político social, que si no la única. MUCHOS DESFILES, muchos soldados, mucho equipo, muchos elementos para la seguridad interior del país, pero de aplicar la ley, nada.
“Cuando una multitud ejerce la autoridad, es aún más cruel que los tiranos”
                           Platón (428-347 a C). Filósofo griego.

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