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8 de diciembre de 2013

¿La ignorancia exime al alcalde?

Hace dos lunes El Siglo de Torreón publicó el presente editorial, donde se pregunta si la ignorancia confesada por el alcalde respecto al estado en que se encontraba el municipio en el renglón de inseguridad exime a Eduardo Olmos Castro de su culpabilidad ante lo poco realizado en esa materia.

Nuestro Concepto. 25/11/13. El Siglo de Torreón

La entrevista que ayer y hoy publica El Siglo de Torreón con el alcalde Eduardo Olmos confirma lo que una buena parte de la población sabía a finales de la administración de José Ángel Pérez: que la mayoría de los policías de Torreón estaban trabajando para el crimen organizado. En un ejercicio de recuento y reflexión, el presidente municipal confiesa además que durante su gestión recibió 23 amenazas de muerte, situación sin duda difícil y lamentable. ¿Cómo puede un gobernante desempeñar su trabajo de manera eficiente y estar a la altura de las expectativas ciudadanas cuando se encuentra bajo la presión directa de la delincuencia? No obstante, Olmos decidió iniciar la depuración de la corporación, proceso que, si bien no ha concluido, puede considerarse como uno de los principales logros de su administración.
Eduardo Olmos Castro.
Lo que resulta cuestionable de los comentarios del alcalde en la recta final de su mandato es la declaración abierta de que antes de asumir el cargo nunca se imaginó que las cosas estuvieran tan mal en términos de seguridad en la ciudad. En 2009 ya era para todos evidente el rotundo fracaso de la propuesta de José Ángel Pérez de hacer de la Policía de Torreón la mejor del país. Incluso, esta situación fue utilizada por priistas en la campaña de la elección que ganó Eduardo Olmos. La cifra de homicidios se duplicó en comparación con 2008. Durante el cuatrienio pasado, la cifra anual de robos se duplicó. Los abusos y delitos cometidos por agentes municipales no eran un secreto. ¿Nada de esto sabían Eduardo Olmos y su equipo de campaña? De ser así ¿en qué realidad vivían? ¿Con qué sectores de la sociedad se reunió en campaña que no le informaron de lo que sufría la ciudadanía? ¿Nunca reflexionaron que parte del holgado triunfo que obtuvo el PRI en aquella ocasión pudo deberse al descontento de la población por el reprobable desempeño de la Policía?
Pero la confesión del alcalde respecto a que no conocía la gravedad del problema plantea cuestionamientos más serios. ¿Cómo es posible que un político que no tenga el conocimiento suficiente de la realidad a la que se va a enfrentar logre convertirse en la máxima autoridad de una ciudad? ¿Cómo fue que se dio la infiltración total de la corporación por parte del crimen organizado? En términos llanos: ¿quién “vendió” la plaza a la delincuencia? Y hoy, cuatro años después, ¿cómo es que no existe ni una sola comparecencia de los exfuncionarios de primer nivel responsables de tal situación?
Los efectos de la operación del hampa en la ciudad, la inoperancia de las autoridades y el desconocimiento aparente de quien gobernó la ciudad cobraron una factura muy alta a la sociedad. Asesinatos masivos, desapariciones, secuestros, robos, extorsiones. La ignorancia que el alcalde confiesa respecto a la situación de la ciudad al momento de asumir el cargo ¿lo exime de todas las atroces consecuencias? La respuesta, como siempre, la tiene la ciudadanía.

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