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13 de octubre de 2014

La elección perdida

Decía José María Mena Rentería en su columna Telón del 14 de julio del 2013 que los partidos políticos y sus militantes carecen de vocación democrática por lo que los mismos de siempre se pueden mantener ante la apatía de los ciudadanos que aunque estamos hartos por el estado de cosas no hacemos nada para cambiarlo, la situación prevalece en todo el país, no solamente en Torreón. Mena falleció en enero del 2014 y a nueve meses de distancia vemos que todo está peor, no igual. Originalmente el texto apareció publicado en el espacio digital www.lalaguna.com

Para Torreón, un 2 por ciento, apenas, si de triunfo se trata, hizo la diferencia tras las elecciones del domingo 7 de julio próximo pasado. Fue pues un proceso electoral perdido.
Victoria pírrica -en términos de credibilidad ciudadana- para quienes por ésa diferencia se alzaron con el triunfo mientras, como suele suceder, los abstencionistas, que son la mayoría, inasistieron a las urnas, pudiera decirse, “para manifestar de alguna manera su inconformidad”.
Miguel Ángel
Riquelme Solís
¿Razón o sin razón. Sin embargo, cómo estimular acudir a urnas donde dádivas y hasta platos de menudo obsequiados fueron a quienes acudieron temprano, tras sugerírseles votasen como indicado les fuera con antelación?
También notorio, a lo largo de la jornada fue el desplazamiento continuo de atiborrados autos de alquiler que iban y venían entre urna y urna. “Pecata minuta” que terminada la jornada no impidió levantasen los brazos en son de “triunfo” los “ganadores”, según permiten apreciar gráficas referentes a la ocasión.
Jesús de León Tello
Se trató sin duda, de una elección perdida; de una victoria pírrica, costosísima, si de la credibilidad ciudadana se trata porque el pueblo -por lo visto y padecido- hasta en la paz de los sepulcros ha dejado de creer.
Ejercicio de gobierno municipal, cabildo elegido de por medio. Se dará a partir de enero de 2014. Habrá sonado entonces la hora, según los que votaron, de los mandantes y del mandatario. Mandantes son los ciudadanos, y mandatario, el que acata y ejecuta lo planteado por los mandantes.
Lo así mencionado no ha estado más allá de conformar una utopía. En su lugar, autoritarismo ha habido, igual que menoscabo de la autonomía municipal, sobre todo en el rubro de ingresos, situación salpicada en la localidad con “funcionarios” foráneos a los que poco o nada importan encomiendas seudo asumidas como pretexto “para no vivir en el error”, según establecen asiduos a una dependencia oficial ubicada por la calle Blanco.
A los trepadores en el candelero del poder, agrada el amasijo y procuran no les falte; conformado con los obsequiados con vidrios y espejitos; para dar pábulo a elecciones perdidas…si de credibilidad ciudadana se trata.

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