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21 de abril de 2015

Gómez Palacio 8 - 5 Torreón


Originario de Matamoros de la Laguna Fidencio Treviño Maldonado es un colaborador habitual de la revista Siglo Nuevo que cada dos semanas se encarta en la edición sabatina de El Siglo de Torreón. Fidencio para una mayor difusión de sus textos, nos los hace llegar para que los publiquemos en el blog lo que hacemos con gusto, pues los consideramos de interés. El artículo que les comparto se refiere a un fenómeno que desgraciadamente ya se hizo frecuente: los hombres que golpean a sus mujeres cada vez que pierde sus encuentros el Santos Laguna.

Este no es el marcador final de algún tipo de juego entre los dos pueblos más grandes de La Laguna, como lo son Gómez Palacio, Durango y Torreón, Coahuila, son las únicas cifras de las denuncias interpuestas por esposas o familias enteras que son apaleadas la tarde noche o un día después de que el equipo de futbol Santos Laguna pierde. La cantina más grande a cielo abierto tiene permiso para vender la bebida espumosa a horas indispuestas al precio que quiera y a las personas que puedan comprar, inclusive se vende a cientos o miles de menores de edad y todos felices. El problema es cuando el equipo local pierde y ante la inoperancia e ineptitud de los jugadores, son las esposas y hasta los hijos e hijas quienes pagan culpas ajenas; golpes, maltrato e injurias, nada de dinero para el gasto y enojo general por ese motivo.
Cabe mencionar que en este ab surdo, perverso y canallesco marcador del “deporte del hombre”, como lo llamó un delirante cronista, no cuentan las laguneras de Lerdo, San Pedro, Francisco I. Madero y Matamoros, quienes también son golpeadas o quemadas y no es raro que reciban patadas y botellazos por parte de los semihombres en los que aún subyace un instinto antropoide al igual que su impotencia.
Es común que en nuestra triunfante subcultura, muy alegre, voluntariosa, costumbrista, tradicional, hasta tribal y siempre oportunista –que sin embargo está plagada malas copias, derrotas y complejos- existan desde laguneras sumisas que no presentan denuncia porque les va peor o tienen miedo que el ‘viejo’ se les vaya, hasta las que ni siquiera lloran, ya sea por costumbre o porque creen merecer ese castigo pues el ‘jefe de la casa’ puede hacer eso y más.
En este país la misoginia permanece, es constante y se da en todos los estratos sociales, trabajos, sindicatos, empresas y cualquier lugar y eventos en que la mujer esté presente. En nuestra idiosincrasia arraigada a la figura del macho, la mujer sigue siendo la que nació para servir al hombre y los mismos medios de comunicación en sus novelitas rosas y programas ñoños, promueven el estereotipo que debe tener en el país la mujer triunfadora, donde el apoteosis de la hembra está en la vanidad, el glamour y no en su carácter, en su honor, mucho menos en su inteligencia, como debería de ser.
Los feminicidios se siguen dando en La Laguna y en todo el país, y ni siquiera hay cifras exactas de las mujeres muertas o desaparecidas y menos investigaciones por parte del brazo con poliomielitis de la justicia. Detrás de cada mujer, niño, niña o familia golpeada hay un semihombre violento y aprovechado que también sabe que la justicia, al menos en este país, desde hace mucho tiempo se quitó la venda de los ojos para ver los ceros de un cheque o el grosos del fajo de los billetes que le ponen enfrente para soltar la espada.
Los hombres con carácter cobarde y resentido descargan sus culpas internas en brutales ataques a los más vulnerables. La gran mayoría de las mujeres golpeadas, apaleadas y hasta violadas, no denuncian por muchos motivos y cuando esto llega a pasar, es la misma esposa y familiares quienes van a pagar la multa del golpeador, quien cuando abandone la cárcel es probable que lleve puesta la playera de su equipo perdedor y en la espalda el logotipo de una de las marcas de la bebida que irónicamente patrocina el “deporte de hombre”.
Para desgracia en el mundo y en particular en nuestro país hay poco que celebrar sobre las mujeres; aún son lapidadas, la misma iglesia les niega que celebren misas, en el sur del país aún las niñas son vendidas, incluso cambiadas por animales o botellas de mezcal, la trata se hace a merced de la justicia.
Aquí hay dos opciones, o el macho golpeador cambia de equipo o este gana todos sus partidos.
Email: kinotre@hotmail.com

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