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21 de agosto de 2013

Al borde de una catástrofe ambiental

José María Mena Rentería
José María Mena Rentería se aborda en su colaboración mensual para El Periódico de Saltillo el riesgo que enfrentamos en La Laguna de una catástrofe ambiental en lo que se refiere al uso y disponibilidad de agua potable, y en lo que las causas son numerosas, pero principalmente se puede hablar de incapacidad de los funcionarios e inacción de la CNA que provoca el descontrol del acuífero.

Enlace: http://www.elperiodicodesaltillo.com/2013%20agosto/borde.html

En 40 años, de 1951 a 1991, en 125 metros bajó el acuífero principal de la región lagunera, según cuantificación de agrónomos y activistas locales como Héctor Astorga.
El vaticinio para el caso es catastrófico, pues después de dos décadas y hasta la fecha, ese abatimiento va vigente ya que sobre explotado se mantiene el recurso agua del subsuelo, utilizada para irrigación de cultivos forrajeros y para requerimientos de un hato ganadero situado en una cuenca lechera ubicada en el semidesierto.
Entre la superficie y el nivel del acuífero, hay una capa seca de 400 metros que se ha generado conforme baja el nivel del acuífero regional, sostenía el autor del Plan Meva, Agua para La Laguna, Mario Enrique Vásquez Ávila (f).
En un 70 por ciento, en términos de volumen, según datos de fuentes como las mencionadas, el acuífero lagunero ha venido a menos sin que en ningún momento la Comisión Nacional del Agua, (CNA), haya intervenido para frenar la sobre extracción.
El tema, reiteradamente abordado desde todos los ángulos, es tratado, omitiéndose -en lo oficial- que en el agro comarcano más de un 80 por ciento del volumen extraído aplicado es a uso agropecuario, mientras limitación o escasez enfrentan más de 2 millones de sus habitantes.
Alta incidencia, en dicha situación, registran los municipios de La Laguna Matamoros, Francisco I. Madero y San Pedro de las Colonias. Caso especial, en lo urbano y rural, conforma el municipio de Viesca.
Otro reflejo: Al ritmo de 3 a 5 metros, anualmente, baja el nivel del acuífero lagunero, según reconocen voceros de la CNA, es decir que 200 metros, dada esa estimación, son de “capa seca”, es decir, lo perdido en términos de disponibilidad del líquido elemento, que de mantenerse propiciará menor volumen de aforo en los pozos profundos y por ende, mayor concentración de sales arsenicales en el agua alumbrada del subsuelo.
El caso del municipio de Francisco I. Madero puede ejemplificarlo: Perforaciones de pozo profundo allí practicadas hasta 500 metros han arrojado aforos escasos y salobres, inútiles hasta para uso animal.
“Ojos verdes”
Autoridades como las de los gobiernos de Coahuila y Durango, al igual que las de los diferentes municipios laguneros, afirman haber realizado “soluciones políticas” e inversiones, en supuesta solución al problema del hidro arsenicismo.
La tendencia oficial ha consistido en ver los “ojos verdes” a la ciudadanía en torno a un problema latente desde mediados del siglo pasado. En un intento así han colocado anuncios espectaculares plagados de frases triunfalistas basadas en instalación de filtros para eliminación de arsénico mientras la problemática persiste.
Se incumple con la Ley al tiempo en que inerme queda una población de laguneros de más de 2 millones de habitantes que han dejado de beber agua proveniente de las redes de distribución de los sistemas municipales de agua y alcantarillado porque no es potable y por conformar su ingesta riesgos impredecibles para la salud.
Inoperancia
Lejos de ser eficientes, autoridades como las de Matamoros de La Laguna ejemplo han sido de inoperancia en términos de propiciar abasto de agua a la población del municipio. La carencia obedece al caos propiciado por “espontáneos” cercanos al alcalde en turno, uno tras otro investidos con el cargo de gerente del SIMAS.
Malos manejos han prevalecido durante décadas en dicha dependencia a grado tal, que 30 millones de pesos, en promedio, adeuda la para municipal a la CFE por concepto de consumo de energía eléctrica. En igualdad de condiciones permanecen en el edificio de la Presidencia Municipal, porque dinero no hay para cubrir lo a la fecha adeudado.
Por otra parte, el Simas “opera” 4 pozos de bombeo profundo situados en la ladera sur oriente de la Sierra de Las Noas, situados en promedio, a 25 kilómetros de distancia de esta población, en el presente, insuficientes para cumplir con el cometido de que haya agua en la cabecera municipal.
Asunto poco importante para autoridades pasadas y presentes dado que desde 2009, a un costo de 5 millones de pesos, para practicar un pozo profundo, quedaron incluidos y etiquetados en el empréstito por 53 millones de pesos otorgado al municipio por Banobras a finales de ese año. Sin embargo, nada se hizo, pues el dinero “desapareció”.
De falta total de agua saben y padecen los matamorenses. Basta preguntar al respecto a vecinos de sectores como Mariano Matamoros, Ampliación Carolinas, áreas del sur del sector centro, o bien, radicados a lo largo de las calles Pabellón y Comonfort.

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