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3 de agosto de 2013

Termina una mala administración municipal

Jesús M. Moreno Mejía
Si en otras cuestiones no hay consenso, si existe en lo que se refiere a Eduardo Olmos Castro a quien la mayoría de los habitantes de Torreón califica como el peor alcalde que hemos tenido en la historia de nuestra ciudad. El texto es de Jesús Máximo Moreno Mejía y lo tomamos de www.elperiodicodesaltillo.com
 Con la elección de nuevas autoridades municipales, concluye en Torreón una administración que la ciudadanía ya le está dando un calificativo: “El Peor de los Peores” (refiriéndose al Alcalde), pues si el anterior edil fue señalado como “El Peor de los Presidentes”, el que está por terminar superó a aquel en mayor grado.
Ignoramos el resultado de la elección del domingo 7 de este mes de junio, pues en los momentos de redactar este artículo todavía estaban en juego la campaña de los candidatos de los partidos políticos, pero obvio es que tendrá que haber un ganador.
Ahora bien, si hace cuatro años concluía la administración de un presidente municipal (José Ángel Pérez) que fue considerado como el peor que hemos tenido, hoy existe la convicción popular de que el actual (Eduardo Olmos) resultó todavía más malo, por lo que ya se califica como “El peor de los peores”.
Cierto es que el principio del actual cuatrienio, el Alcalde recibió un decidido apoyo económico del gobierno del estado, motivo por el cual se pensó que al final llegaba una autoridad municipal que vendría a darle un decidido impulso a Torreón.
Sin embargo, como decía antes la gente del campo, fue sólo una “llamarada de petate”, pues al poco tiempo no se vieron las mejoras que al principio de la administración municipal, e incluso se vio que las arcas municipales estaban cada día más exiguas y no alcanzaba para ofrecer un buen servicio a la comunidad.
La empresa concesionaria de la recolección de basura (PASA) estuvo a punto de suspender el servicio en varias ocasiones, en virtud de los adeudos que se daban con mucha frecuencia, cuyos montos eran millonarios y cada vez mayores, pues se renovó un contrato de servicio que todo mundo esperaba se diera por terminado.
Pero no sólo fue el renglón de la limpieza pública, pues también se notó un mal servicio de alumbrado, causado por la falta de dinero para la adquisición de luminarias y accesorios para mantener el encendido público de todos los sectores de la ciudad.
Parques y Jardines ha ido desmereciendo lo que en un principio había logrado, por ejemplo el mantenimiento del césped del camellón del bulevar Constitución, dotado incluso de una estrecha ciclopista, de equipo de riego que ya ha desaparecido en varios sectores, y un sistema de semaforización que la más de las veces falla.
El agua potable y el drenaje se administra a través de la empresa paraestatal denominada SIMAS, la que está llena de funcionarios y de empleados, que poco o nada hacen por mejorar el abastecimiento del líquido vital pues son innumerables las colonias proletarias sin agua.
Siempre se ha buscado un pretexto para justificar la ineficiencia e ineficacia de la paraestatal, así como nunca se ha podido justificar el que exista tanto funcionario con muy buenos sueldos. El servicio que prestan no demuestra ser idóneo para lo que tienen encomendado, e incluso se afirma que es de allí donde salen directrices para el Alcalde (¿no debería ser al revés?).
El tema de la seguridad pública es un renglón para muchísimos comentarios (sobre todo por la presencia incontrolable del llamado crimen organizado), pero nos concretaremos a comentar lo relativo al robo en casa habitación, de escuelas y accesorios públicos, de vehículos, etcétera, los que prácticamente han ido al alza y sólo se dice en algunos meses que ha bajado, cuando desciende de manera insignificante, pero sin dejar de ser un problema constante.
Adjunto al tema de seguridad está el de control vial, a cargo de agentes de tránsito, quienes se supone deberían enseñar a los peatones y conductores a respetar el reglamento correspondiente, pero en realidad su misión es llevar el mayor número de infracciones, con o sin justificación; esto es, se le considera una máquina recaudadora en lugar de ser de control y educación vial.
Y podríamos seguir enumerando una serie de deficiencias que la ciudadanía ha notado y exige a Olmos, como responsable de conducir una buena administración, misma que ha ido de mal en peor.
Incluso hubo algunos renglones que simplemente se manejaron en cero, como es la difusión a la cultura, pues no hubo apoyo alguno para la publicación de libros que dieran mayor claridad e impulso a Torreón, no obstante que hubo proyectos que se dijo en un principio que se apoyarían, pero nunca se cumplieron.
La Dirección del Archivo Municipal planeó desde el inicio de la actual administración, la publicación de cinco libros escritos por gente de reconocido prestigio cultural, tales como José León Robles de la Torre, Luis Maeda Villalobos, Rodolfo Esparza Cárdenas, titular de esa dependencia, así como el que esto escribe, abordando en todos los casos temas de interés general para un mayor acervo cultural de Torreón.
El proyecto iba y venía, pero cuando ya parecía ser un hecho se decía que no había presupuesto para la publicación, y la situación se repitió durante cuatro años de la peor administración municipal.
Ah… pero sí hubo presupuesto para presentación de grupos y de artistas populares con finalidades de tipo político, en cumplimiento de aquel viejo refrán de que “al pueblo hay que darle circo para tenerlo contento”.
La muy cantada obra pública “de alcance extraordinario a nivel estatal”, según los gobernantes, o sea la creación de la Plaza Mayor y un monumental y moderno edificio que albergara la Presidencia Municipal, no pudo concretarse en los plazos señalados, pues cada vez eran diferidos y que todavía no ha sido posible terminar.
Ahora serán las nuevas autoridades municipales las que estrenen ese edificio, pero la ciudadanía ignora a qué precio, pues su costo será obviamente a cuenta del erario y a pagar quién sabe en cuantos años, y lo que es más que lógico: con nuestros impuestos.
El entramado financiero que tenemos encima a nivel estatal, el cual se estima en más de treinta y dos mil millones de pesos, aparte del municipal, cuyas sumas están en números rojos y por consiguiente no se han traducido en beneficio de la comunidad, tendrá que pagarse durante muchas generaciones, extendiéndose no sólo a nuestros nietos, sino bisnietos y, seguramente, choznos también.
Hasta la próxima...

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