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9 de octubre de 2013

Milagro volador

Arcelia Ayup Silveti.
En su columna De raíces y horizontes que aparece todos los domingos en varios medios regionales y estatales, Arcelia Ayup Silveti se ocupa de asuntos interesantes, como en la presente colaboración en la que habla de la Mariposa Monarca. El texto se tomó de Milenio Diario Laguna.

Qué maravilla ver a estas pobladoras que datan aproximadamente desde hace 250 millones de años. En su mayoría son originarias de los campos agrícolas ubicados en la franja fronteriza del sur de Canadá y del norte de los Estados Unidos. Resulta emotivo ver la mariposa monarca en pleno vuelo.
Estos icónicos especímenes recorren diariamente casi 120 kilómetros. La monarca se orienta en corrientes de aire ascendente para aprovechar el impulso y planear.
Con esta técnica de vuelo, sólo necesitan aletear cuando pierden el viento o cambian su rumbo, lo cual les permite guardar energía suficiente para completar su largo viaje.
Su ciclo inicia como huevo, se transforma en larva, luego es crisálida, hasta convertirse en un adulto reproductivo, y al igual que el resto de los seres vivos, finalmente, muere.
Ya se empiezan a adornar las calles de nuestra ciudad.
Huye del frío canadiense y realiza un colosal recorrido para llegar a latitudes más cálidas ycontinuar con el ciclo de hibernar, alimentarse y aparearse, para luego regresar, a lo que se le llama generación Matusalén.
Algunas especies migratorias tienen efímeras existencias de un mes, a diferencia de éstas, la monarca puede vivir hasta nueve meses para lograr su objetivo de llegar a los bosques de oyamel, a los santuarios en los estados de México y Michoacán.
Después de casi cinco mil kilómetros de increíble recorrido de 33 días, la generación Matusalén de mariposas monarca logra llegar a los santuarios mexicanos. 
Estos refugios brindan protección a plantas y animales en peligro de extinción. Se estima que cada uno alberga entre siete y 20 millones de mariposas. Se instalan en los troncos y racimos de oyamel, para ser parte de la mitad de la colonia que sobrevivirá al invierno y a los depredadores.
Es triste saber sobre la tala clandestina que mutila poco a poco el hábitat de esta sorprendente especie. Imagino estar en uno de los santuarios en Michoacán y quizá percibir cientos de ojos diminutos.
Que privilegio que este bello fenómeno suceda en nuestro país, admirémosla y cuidémosla.

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