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9 de octubre de 2013

Titulado en 'X', pero trabajo en 'Y'


Roberto Orozco Melo.
Uno de los más graves problemas que tiene México es el hecho de que los profesionistas producidos por sus numerosas universidades al concluir los estudios se encuentran con que no hay un mercado de trabajo en México que les permita ganarse la vida con lo que estudiaron, señala en su columna Hora Cero el abogado, periodista, historiador y político Roberto Orozco Melo en su colaboración del 8 de octubre y que tomamos para compartirla de la página web de El Diario de Coahuila.

Un país tiene problemas serios cuando sus escuelas superiores y universidades producen profesionistas que luego no encuentran mercado de trabajo. Y este es el caso de México.
Muy frecuentemente sabemos de ingenieros agrónomos sin empleo. Y cómo van a tenerlo, si no hay en México una agricultura productiva, eficiente, capitalizada y jurídicamente estable.
Lo mismo sucede con otras profesiones. ¿Para qué tantos psicólogos, abogados, administradores públicos y de empresas, comunicólogos, doctores en medicina, veterinarios, maestros normalistas, ingenieros, arquitectos, etc., si al regresar de las universidades tendrán que trabajar en cualquier otra actividad, formal o informal, que no tiene relación alguna con el campo que estudiaron por no existir oportunidades en su propia especialidad o por haber escogido una carrera ajena a su vocación?
Luego de indagar entre particulares y allegados de aquí y de allá, más de uno conoce o sabe de ingenieros en sistemas que son vendedores, arquitectos que son periodistas, comunicólogos que son maestros de inglés, abogados que son escritores, ingenieros que son músicos, psicólogos que son administradores, dentistas que son locutores, médicos que son maestros de biología en secundaria, biólogos que venden seguros, administradores que son agrónomos, agrónomos que son actores, actores que son políticos, físicos que se dedican a la afinación y reconstrucción de pianos, pianistas que diseñan y fabrican cocinas integrales, abogados que venden flores de Bach...
A este respecto, un amigo me comentó hace días que él y su esposa habían contratado a una joven para ayudar en el trabajo doméstico, que resultó una joya. Sabía hacer la casa y cuidaba a los hijos pequeños con solicitud, les ayudaba a hacer la tarea y los entretenía con juegos educativos; además, cuando ellos no estaban, tomaba los recados metódicamente, con caligrafía y ortografía excelentes. Al preguntarle hasta qué grado escolar había estudiado, ella les confesó que era maestra de educación primaria titulada, pero no encontraba plaza en ninguna escuela.
Hay médicos especialistas que después de diez años de escuela profesional, internado y especialización deben estar haciendo cola en las instituciones de medicina social para esperar un interinato. Y la medicina privada les resulta inaccesible por la inversión tan cuantiosa en equipo que requiere. Muchos otros hay que habiendo instalado su consultorio deben trabajar en distintas actividades, porque la suya no les da para comer.
Abundan los graduados sin vocación, los profesionistas sin título en su especialidad laboral y los conocedores de mucho sin ser especialistas en nada.
Esto seguramente sucede en todo el mundo, pero en nuestro país cada vez es más frecuente.

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