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23 de marzo de 2013

Jaque ciudadano al PAN

Gerardo
Hernández González

Un conflicto no calculado en Acción Nacional le va a restar simpatizantes a Jesús de León Tello por la inconformidad ante la forma como se eligió al abanderado para la Presidencia Municipal de Torreón, esto independientemente de que Jorge Zermeño Infante no buscará ya impugnar el procedimiento, toda vez que logró colocarse como asesor externo del Consejo Nacional de la Judicatura. La columna es Capitolio que escribe Gerardo Hernández González y que se publica en los diarios Milenio Diario Laguna y los del grupo Zócalo. El segundo tema se refiere a como en el PRITorreón se han impuesto dogmas y dinastías.

Como si el PAN no estuviera ya en un brete por sus problemas internos y la competencia externa, la “rebelión” de mil quinientos catorce ciudadanos por la no postulación de Jorge Zermeño para la alcaldía abre un conflicto no calculado capaz de restarle votos a su candidato Jesús de León. En un aviso insertado el 10 de marzo en un medio impreso, los firmantes reprochan al Partido Acción Nacional haber ignorado “lo que para la mayoría de los ciudadanos era evidente, que su mejor carta es Jorge Zermeño”.
El responsable de la publicación no es otro que el polémico empresario Alejandro Gurza Obregón, veterano de mil batallas por la democracia. El bloque advierte que su atención en el proceso lo motivan tres factores: 1) “las condiciones en las que se encuentra Torreón”, 2) comprobar la prevalencia del “interés común del que tanto pregonan en su doctrina (los líderes del PAN)”, y 3) la postulación del “panista que mejores cualidades presenta en nuestra ciudad…”. Sin embargo, deplora, “no fuimos escuchados”.
El grupo, cuyo número es de apenas uno menos de los mil quinientos quince militantes que votaron por De León (67 por ciento) y por Zermeño (32 por ciento), deja a los panistas la solución de sus pugnas y se ubica en un ámbito estrictamente ciudadano: “lo que nos une hoy, es reclamar que (…) fuimos ignorados”. Con ese argumento, tratan de forzar la sustitución del candidato, por dos vías. Una es moral: el compromiso del PAN de volver a su raíz ciudadana, luego de haber sido vencido en las elecciones presidenciales de 2012. La otra es política y raya en la extorsión, pues compara los mil dieciocho votos con los que De León ganó contra “los cientos de miles de ciudadanos que en muchas otras elecciones hemos votado por el PAN”.
Rubén Ignacio
Moreira Valdez
Más adelante, el amago toma forma: “para ganar la elección ustedes” —candidatos y líderes del PAN— “necesitarán de nosotros los ciudadanos que cada día salimos a trabajar y a dar la cara a pesar del olvido y del mal gobierno que tenemos. Las elecciones no se ganan solas, y la derrota es casi segura si no se escucha la voz de los ciudadanos. Para nosotros, Jorge Zermeño Infante es una persona que en este momento agrupa experiencia, cualidades, valores y opiniones positivas por el buen recuerdo que (…) dejó en miles y miles de ciudadanos sin más ideología que la de aspirar con un Torreón seguro, próspero, digno y limpio”.
El frente ciudadano de los 1514 se sustrae también de grillas y de encuestas, para explicar que su respaldo a Zermeño “se sustenta en resultados que difícilmente volverán. Torreón no está para experimentar soluciones, a nuestra ciudad le urge un buen alcalde con honestidad y congruencia probadas”. Y ante la eventualidad de un nuevo fracaso del PAN en las urnas, se deslinda: “Si el voto no les favorece, no repartan culpas. Ustedes no tomaron en cuenta la decisión que queremos los ciudadanos. Quienes hoy firmamos esta carta somos más de mil (…) una pequeña muestra de los miles de ciudadanos de los que seguramente se acordarán y se reprocharán no haber escuchado la noche del 7 de julio. Porque queremos el bien de Torreón y de México estamos haciendo esto”.
Con este movimiento inesperado, los 1514 ponen en jaque al grupo del diputado Guillermo Anaya y a Jesús de León, electo según los estatutos y el menos culpable de la división panista. Con su abstención, su voto contra el PAN o por otra alternativa, que podría ser Raúl Sifuentes, el grupo franquea las puertas de la Presidencia para que el PRI la ocupe otros cuatro años.

Dogmas y dinastías

Miguel Ángel
Riquelme Solís
La postulación de Miguel Riquelme para alcalde de Torreón se resolvió según los usos y costumbres del PRI, partido donde la disciplina es canon. Con dos elecciones legislativas previas, en la segunda de las cuales alcanzó la votación más alta del estado después de Rubén Moreira, y cargos relevantes en el gabinete local, la candidatura de Riquelme se labró a ciencia y paciencia de sus promotores y por tanto no sorprendió a nadie.
Por su origen y perfil, la unción de Riquelme, el político lagunero más identificado con el gobernador Rubén Moreira —otro es Eduardo Olmos—, implica un cambio estratégico del PRI en Torreón. La mayoría de sus candidatos procedía de clanes y cofradías políticas y económicas que se alternaron el poder por lo menos en los últimos cincuenta años. José Solís Amaro y Manlio Gómez Uranga figuran entre las excepciones de esa regla.
Si alguna duda existía sobre el futuro de Riquelme, esta la despejó el escándalo por lavado de dinero y defraudación fiscal que involucra al diputado Antonio Juan Marcos Villarreal, el aspirante mejor posicionado del PRI para la alcaldía, a su hermano Salomón y a decenas de colaboradores de ambos. El caso lo siguen la Secretaría de Hacienda y la PGR, a cargo de Luis Videgaray y Jesús Murillo, dos de los funcionarios de mayor influencia en el gobierno de Enrique Peña. Después de la captura de Elba Esther Gordillo, cacique del SNTE, el presidente ha insistido que en su administración “no habrá intocables” y que “nadie estará por encima de la ley”.
Jesús de
León Tello
Es la segunda ocasión que Juan Marcos Villarreal pierde la postulación. Hace cuatro años también la tuvo a su alcance, pero al final Eduardo Olmos se hizo con la candidatura, apoyado por el entonces gobernador Humberto Moreira. El priista derrotó a quien competirá con Riquelme el 7 de julio: Jesús de León (PAN). Salomón Juan Marcos Issa —padre de Antonio— fue candidato en dos ocasiones consecutivas. En la primera perdió con Jorge Zermeño y en la segunda venció a Javier López.
Riquelme es experto en ingeniería electoral. Como tal, sus servicios fueron requeridos por los gobiernos de Rogelio Montemayor, Enrique Martínez, Humberto y Rubén Moreira. Es consejero político del PRI y se ha desempeñado como recaudador de Rentas en Matamoros y Torreón, secretario de Desarrollo Regional (con Humberto Moreira), de Gobierno y de Desarrollo Regional (en la actual administración). En 2009 fue candidato a diputado por el distrito 5 de Torreón. Ganó con poco más de ochenta y tres mil sufragios, equivalentes a 61.8 por ciento de la votación total.
Tres meses después, en las elecciones del 18 de octubre, Jesús de León obtuvo ochenta y seis mil votos como candidato a alcalde (36.9 por ciento del global), en circunstancias críticas para el PAN derivadas de la administración de José Ángel Pérez y cuatro años de roces con el gobierno de Humberto Moreira. Significa que el PAN, aun en sus peores momentos, cuenta con un caudal significativo de sufragios.
El líder local del PRI, Francisco Dávila, quien también aspiró a la alcaldía y que en 2002 fue candidato del PRD, el PT y Convergencia, promete más de ciento cincuenta mil votos el 7 de julio. El triunfalismo nunca ha sido buen consejero. En las elecciones para gobernador de 2011, el PRI le generó a Rubén Moreira ciento cuarenta y ocho mil en Torreón. La postulación de Riquelme, cuya fuerza electoral radica en las colonias populares, no provocó divisiones visibles en su partido. Si existen o no, se verá en las urnas. Otro misterio es el voto de las dinastías hechas a un lado.
gerardo.espacio4@gmail.com/ t: @espacio4mx

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