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13 de agosto de 2013

Dinero para la cultura

Federico Ramos Salas
Pese a que los políticos consideran que destinar recursos a la cultura es tirar el dinero, en los hechos ocurre lo contrario pues invertir en ese rubro reditúa grandes beneficios a la sociedad señala en la columna Ganar Ganar, el artista plástico Federico Ramos Salas que cada dos lunes publica en Milenio Diario Laguna.

El título de este artículo no se refiere a una propuesta mía (que la he hecho en otras ocasiones) para que los políticos y los empresarios descubran finalmente que invertir en la cultura reditúa dividendos y si no, vean el impacto que tuvo la inauguración de la expo del pintor Botero en el Arocena, sino del título del libro de Gabriel Zaid, poeta y ensayista mexicano de reconocido prestigio, quien reflexiona sobre el tema, su redefinición y financiamiento, así como a los absurdos, corruptelas e injusticias que en México se han entretejido en torno a ella.
Su lectura es muy recomendable sobre todo para nuestras autoridades.
Gabriel Zaid
La cultura, dice Zaid… “Es artesanal. Surge y se desarrolla en los silenciosos estudios de los escritores, en los talleres de los pintores, en los laboratorios de los científicos y en otros muchos recintos ocultos, en donde priva la soledad que toda creación exige” Responde, continua el autor, “como pocas otras cosas, a un impulso particular, a una necesidad interior, a una vocación que no puede ser desatendida por más que las circunstancias le sean adversas. El sostén último de las obras valiosas está en el sacrificio personal: en creer en lo que se cree, a pesar de las opiniones de los otros. Cuando se produce únicamente lo que tiene mercado o patrocinio, hace falta un milagro para que la cultura no termine siendo próspera y mediocre.”
La cultura, pues, “necesita de amor y perseverancia a prueba de balas; es un acto de resistencia. Pero también necesita de otras cosas que le proporcionen un lugar central en la sociedad, que le otorguen un espacio sólido, propio, no secundario, en la vida pública”
Me parece muy importante lo que dice Zaid, pues a través del libro formula preguntas básicas que parecen no tener una respuesta clara por parte de la sociedad y mucho menos del gobierno: ¿Por qué se pisotea a la cultura como algo desdeñable frente a las contingencias económicas del momento?
 Yo agregaría: frente a la repartición del dinero de los contribuyentes que se orienta al gasto corriente para mantener una burocracia inútil y a la obra pública, con frecuencia poco aprovechable para la ciudadanía, en lugar de ello, apoyar la difusión y promoción de la cultura.

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