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13 de agosto de 2013

Gánele al pesimismo

Roberto Orozco Melo
No obstante los daños que ocasionan las eventuales lluvias en ciudades como Torreón por lo inadecuado de su drenaje, el que ocurran esos fenómenos debemos considerarlo como un regalo del cielo, criterio que comparte en su columna Hora Cero el periodista, político, abogado y escritor Roberto Orozco Melo quien colabora en numerosos medios escritos de Coahuila a los que se reincorporó luego de una ausencia por enfermedad, de varios meses. El texto se tomó del portal electrónico de El Diario de Coahuila.

Hace tanto tiempo que casi no me acuerdo cuánto: Dios nos tenía que no veíamos una en nuestros lugares; ni un temporal de agua bienhechora, como las conocidas en estas tiernas aguas que nos llueven noche a noche, pero no siempre, sólo a veces…
Aguas tiernísimas, extrañadas, gratas lluvias que nos sorprenden desde hace dos meses, después de un largo período de secano veraniego es cierto, pero algo trajeron y algo nos dejaron. Cuando Dios da, lo hace a manos llena. Nos quejábamos por meses y mesadas de la seca peritnaz, hace más de un año y ahora nos sorprenden días de cielo nublado y lluvia ligera, que cae y no cae, pero en nuestros campos áridos solemos traer a flor de piel un optimismo que nos desborda: ¿Ya viste el cielo? ¡Sí, está nublado! Y es que Dios aprieta, pero no ahorca, diría mi entrañable Mamá Lola…
Al día siguiente, antes del café de la mañana, el verde de los prados nos sorprendió y salimos a contemplarlo. "¿Habrá besana para un triguito? Me pregunta un pariente de tostado rostro…!Hay condiciones! respondo. Mire usted, el campo es nuestra esperanza… Vemos a las gentes: Hay hombres tras las yuntas, peones preparando la tierra y oteando las nubes, para ver de echar o no, las simientes del maíz o del frijol: Cuando pase el tiempo y si Dios es servido habrá granos que recoger, qué vender y qué guardar. "Siempre que caiga el agua de Dios, habrá comida en la mesa de los pobres"
Los rancheros ponen su confianza en Dios y en las lluvias. "Compadre… ¿se acuerda lo que le dije?" Y es que hace un año la tierra era blanca y los vegetales cafesosos. Mire ahora…las plantas están verdes; el otro año ya habían perdido el verdor de la vida; ahora todo es diferente: los cáctus y las xerófitas ganaron con su clorofila, los mezquites le echaron ganas e igualmente la madera y el follaje, pero si son generosos hasta los animales estimulan la vida de las plantas: Cuando venga el agua completa y el Sol jale para acá ya verá que no habrá seca que nos gane…
Dios quiera que hayamos aprendido la lección. La Biblia nos habla de siete vacas flacas y siete vacas gordas, ejemplarizando otro proverbio popular: "Hay tiempos de plantar varas y tiempos hay de recogerlas" Debió tomar el gobierno cuanta precaución hubiesen aconsejado los hombres del campo: retenciones hubieran sido útiles, si acaso se hubiera buscado que el líquido elemento beneficiara al subsuelo y no solamente a la costra de la tierra. Ahora que vemos cómo el agua se fue a la nada lloramos por sólo hincarnos a pedir y no por haber hecho.
Un lector amigo platicó sus memorias en años similares. De haberlo sabido ahora podríamos aprovechar sus experiencias en tiempos parecidos. Sin embargo, él aconseja cuidar el agua y engordar a los animales, que si hay buen precio para la carne podrán equilibrar inversiones con ganancias. Acuérdense.
Además me dijo lo siguiente: no pierda usted lo principal por lo accesorio. Si pudo regar bien su nogalera y no hay causas de pérdidas por plagas, malos precios, o criminales granizadas, ya la hizo. Con habilidad usted podrá obtener el precio justo para sus esfuerzos.
Hay que ser optimistas. Con las bendiciones de la naturaleza poco tendrá que recurrir al gobierno, pero si agrega las bendiciones de Dios, esté seguro de que ya fregó.

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