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11 de octubre de 2013

México tiene hambre

Jorge Alonso  Guerra Macías.
 En la columna Todoterreno que entre otros medios le publica Milenio Diario Laguna el abogado Jorge Alonso Guerra Macías se ocupa del hambre crónica que padecemos millones de mexicanos, no precisamente el hambre de nutrición y alimentos de los que menos tienen, sino el hambre de justicia, el hambre de honestidad de los funcionarios, el hambre de confianza hacia los gobernantes, en fin…

La cruzada nacional contra el hambre anunciada por el Presidente Peña Nieto, al inicio de su mandato es muy loable. (Dicho programa se inspiró en “Hambre cero” implementado en Brasil) Pues en pleno siglo XXI seguimos viendo el rostro de la pobreza en muchas comunidades y estados. La “cruzada” cuyo significado es, recuperar los santos lugares en poder de infieles.
Pero también México tiene hambre de justicia. Donde el ciudadano confíe en sus instituciones, cuando acude a presentar una denuncia y se le dé seguimiento hasta sus últimas consecuencias y no envolver a la persona con trámites burocráticos que lo hacen desistir de su querella.
México tiene hambre de honradez de los políticos en el poder, que al término de su gestión salen brutalmente ricos, los cuales jamás son procesados, no obstante que las evidencias son palpables. Pero peor aún, siguen siendo premiados con puestos de mayor relevancia, ya sea por designación o por votación, la cual fue manipulada, precisamente por el hambre física del ciudadano y su familia por medio de despensas, dádivas y verbenas. Los mexicanos tenemos hambre de enterarnos que fueron detenidos y sin derecho a fianza de muchos sátrapas que se burlaron de sus electores.
México tiene hambre de escuelas dignas, con verdaderos profesores que impartan su apostolado en las aulas, no sus inconformidades en las calles, dejando a sus alumnos sin educación, y con un pésimo ejemplo de abandono de sus obligaciones.
Los mexicanos tenemos hambre de ser atendidos con decencia en las clínicas públicas, con personal administrativo y de hospital, sensibles al dolor tanto del paciente como del familiar. Que no sean denigrados por su condición económica o étnica.
Los mexicanos estamos hambrientos de la tranquilidad de antaño, donde podíamos transitar libremente por todo el país a cualquier hora del día. Tenemos hambre de volver a ver a nuestros hijos salir del hogar a la escuela o a divertirse, sin la angustia e incertidumbre que se respira en el ambiente.
También en México se padece hambre física, la cual es producto, precisamente, por la corrupción ancestral que ha tolerado nuestro pueblo de tanto sátrapa embaucador con piel de oveja que se aprovecha impunemente, pues sabe que en México no pasa nada. En México tenemos mucha hambre, la que se calmaría, si se convoca una cruzada contra la corrupción. Utopía, obvio.
Otro sídigo
Con el retorno de PRI al poder (Poder Ejecutivo) cada día se fortalece más la figura presidencial. Pero a su vez, los gobernadores priistas cada día se subordinan más al ejecutivo. Ninguno quiere ser el primero en declinar por “motivos de salud”. Porque el que no se subordina se subleva.

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