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24 de agosto de 2013

Mover a México... o ¿colapsarlo?

René Delgado Ballesteros
Como preocupantes y patéticas describe René Delgado Ballesteros en su columna Sobreaviso las estampas ofrecidas por el poder político y habla de como “Los secretarios de Estado obligados a rendir cuentas sobre la descomposición de la economía, los términos de la negociación de las leyes reglamentarias de la reforma educativa y el desgobierno en el corredor Michoacán-Guerrero-Oaxaca resbalan su responsabilidad y ceden el escenario a los legisladores que, por mensajería, reciben el guión del parlamento. En fuga por el asedio magisterial, senadores y diputados miran con ojos de pistola al jefe del gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, por no echar mano del tolete para educar a los maestros y éste, sin saber qué hacer, ofrece dialogar sobre una materia ajena a su incumbencia, mientras sus ayudantes exhuman los cuerpos de los muchachos del caso Heaven.” Delgado Ballesteros es colaborador de El Universal, los medios impresos de Grupo Reforma y del periódico regional El Siglo de Torreón.

Enlace: http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/905938.mover-a-mexico-o-colapsarlo.html

Enrique Peña Nieto
Lejos de recuperar su espacio y ratificar "la soberanía plena del poder constitucional y democrático, bajo el imperio de la ley" -como dijo el presidente Enrique Peña en su primer mensaje a la nación-, el Estado retrocede.
Puede y puede mucho el retroceso porque no deriva tanto de la fuerza de quienes resisten participar a través de los canales institucionales, como de los errores, el desbocamiento y las tentaciones gubernamentales. El momento mexicano a punto está de convertirse en un fugaz instante.
Francisco Arroyo Vieyra
Una cosa es "mover lo que se tenga que mover" para romper mitos y paradigmas a fin de transformar al país, otra muy distinta moverse sin saber cómo ni a dónde. Sin hoja de ruta ni itinerario, es muy difícil llegar a donde se quiere. De seguir así, el movimiento puede culminar en un colapso.
Las estampas del quehacer político y legislativo de esta semana son patéticas.
Miguel Ángel
Osorio Chong
Los secretarios de Estado obligados a rendir cuentas sobre la descomposición de la economía, los términos de la negociación de las leyes reglamentarias de la reforma educativa y el desgobierno en el corredor Michoacán-Guerrero-Oaxaca resbalan su responsabilidad y ceden el escenario a los legisladores que, por mensajería, reciben el guión del parlamento. En fuga por el asedio magisterial, senadores y diputados miran con ojos de pistola al jefe del Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, por no echar mano del tolete para educar a los maestros y éste, sin saber qué hacer, ofrece dialogar sobre una materia ajena a su incumbencia, mientras sus ayudantes exhuman los cuerpos de los muchachos del caso Heaven.
Miguel Ángel Mancera
Hay más. En el salón de banquetes habilitado como Palacio Legislativo, el líder cameral, Francisco Arroyo, se congratula de contar con una cucharita para golpear un vaso y, así, llamar a debate a sus compañeros tránsfugas. A su vez, como si nada ocurriera, otros hombres del Presidente entonan ensalmos para asegurar que, aprobada la reforma energética, llegarán inversiones a raudales, mejores precios en luz y combustibles, más trabajo, fantástico ambiente y, desde luego, prosperidad garantizada. Ensalmos reforzados por la porra tricolor: "el priismo apoya total y absolutamente la iniciativa de reforma energética presentada por el Presidente Enrique Peña Nieto, al pueblo de México: patriótica, indispensable, vanguardista". Tráiganse las matracas y si hay mariachis que se arranquen.
Cuauhtémoc
Cárdenas Solorzano
En gira permanente, Andrés Manuel López Obrador pide que nadie lo distraiga con tonterías como la educación o las telecomunicaciones ya que él está viendo cómo salvar al país de nuevo, mientras Jesús Zambrano ahora duda del beneficio de aliarse con la derecha. Todo mientras Raúl Salinas de Gortari recibe, como condecoración al enriquecimiento lícito pero inexplicable, la devolución de sus magníficas propiedades. Desde lejos, Rafael Caro Quintero agita la mano: ahí se ven, parece decir al despedirse de la cárcel y los agentes de la DEA.
En el colmo del absurdo, el país ya cuenta con un Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación sin maestros qué evaluar, con un renovado Instituto Federal de Acceso a la Información convertido en un elefante cojo y se apresta a integrar un Instituto Federal de Telecomunicaciones y una Comisión Federal de Competencia Económica distintos a los prometidos.
Sólo las huestes encabezadas por Gustavo Madero están de plácemes: se han hecho de la manija para abrir y cerrar la puerta al gobierno, al priismo y al perredismo, siendo que el calderonismo les heredó por destino el hundimiento. Vaya semana, hubo hasta milagros.
Carlos Salinas de Gortari
¿En qué momento el peñismo perdió la iniciativa, el ritmo y el paso político en aquello que, antes, durante y después de recibir la estafeta del gobierno, constituyó una serie continua de aciertos? ¿Cuándo comenzó a cometer en errores, a caer en tentaciones e incurrir en precipitaciones?
Andrés Manuel
López Obrador
La falta de decisión para impedir las trapacerías electorales de los gobernadores y evitar que, en la denuncia de aquéllas, la oposición panista se levantara de la lona y condicionara su permanencia en el Pacto al impulso de la reforma político-electoral le quitó la iniciativa. De la debilidad hizo fortaleza el panismo encabezado por Gustavo Madero que, mientras ponía condiciones al gobierno, convirtió al perredismo en el compañero ideal de viaje durante las elecciones. Con el Jesús en la boca, ahora están Los Chuchos: en meses, pasaron del segundo al tercer lugar político-electoral. Menuda hazaña.
Raúl Salinas de Gortari
Ahí perdió el gobierno la iniciativa política y, luego, cometió un error: precipitó, desde junio, el debate sobre la reforma energética sin presentar su proyecto y, en respuesta, la derecha panista sacó la suya que contempla las concesiones. Si la porción de la izquierda perredista inserta en el Pacto no jala con el gobierno, éste pedirá apoyo al panismo que dirá: vamos encantados, pero no con contratos de utilidad compartida sino con concesiones. No terminaba el gobierno de asegurar las reformas en educación y telecomunicaciones, cuando se abrió un frente innecesario con la reforma en energía.
Rafael Caro Quintero
En el terreno de las tentaciones, el gobierno se vio tocado por la idea de asegurar el control de los órganos relacionados con el acceso a la información, las telecomunicaciones y la competencia, en vez de fortalecer al Estado. Falta por ver el espectáculo que esa tentación terminará por desatar si no se rectifica a tiempo.
El tramo recorrido de mayo a la fecha por el gobierno perfilaba el horizonte donde ahora se encuentra: entrampado, frente al peligro de convertir el movimiento en un colapso, el momento mexicano en un fugaz instante.
No cabe el asombro. La audacia de abrir desde el primer momento las reformas estructurales a emprender exigía caminar de prisa, pero con pies de plomo y con lealtad a la idea de fortalecer al Estado, sin caer en tentaciones. Privilegiando no el control y el beneficio de las reformas, sino asegurando el replanteamiento y el fortalecimiento del Estado; reconociendo que, en el fondo, el asunto era de sobrevivencia para la clase política amenazada por el desafío criminal, el malestar social, la desaceleración económica y el abrazo de los poderes fácticos que, al cobijarla, la asfixiaba.
Hoy, a ocho días del primer Informe de Gobierno, la circunstancia exige rectificar ahí donde los errores, las precipitaciones y las tentaciones están agitando al país en el punto de partida, sin moverlo ni hacerlo avanzar en la dirección anunciada. Cabe, pero urge la rectificación.

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