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5 de septiembre de 2013

Coordenadas de la pobreza

Federico Ramos Salas.
El artista plástico y empresario Federico Ramos Salas que cada catorce días escribe la columna Ganar – Ganar en Milenio Diario Laguna habla de como a cualquier sitio que volvamos la vista encontramos miseria, violencia, ignorancia, frustración y otros males nacionales que generan “ciudadanos mediocres, ciudadanos pasivos, ciudadanos cómodos, poco exigentes ante las autoridades, quienes apáticas solo alcanzan a verse el ombligo y con ello, al bajar la vista, dejan de ver el horizonte, pero simulan que no saben qué pasa a su alrededor, pues ellos también se sienten cómodos”.

Miseria.
Para donde volteemos a cualquier dirección de los cuatro puntos cardinales, vemos mayormente miseria, violencia, ignorancia, frustración… querrá decir que algo estamos haciendo mal como sociedad; ya no se diga como gobierno. Al Norte, educación sin calidad, lo que debería ser la estrella polar, la que nos dirige a buen puerto, no aparece en el firmamento por la oscuridad de la noche; al Sur, ausencia de estado de derecho.
Violencia.
No hay para donde voltear. Todo se arregla, se negocia, la ley se aplica para un lado o para el otro, al mejor postor; al Este, impunidad, el paraíso de los malandros de todo tipo, de cuello blanco y de overol, de la alta sociedad y de los sectores políticos, pero también de los desamparados por el manto del bienestar, cuya única cobija, por lógica negra y contundente, es arrimarse a las filas del mal, de la delincuencia, que aporta para ellos un pedazo de pan a cambio de un futuro cercano de perdición y finalmente de muerte; al Oeste, del lado contrario, a 180 grados de distancia, la corrupción, que con sus grandes brazos alcanza a cubrir los cuatro puntos cardinales, como síntesis de la desgracias de un pueblo que se acoge e estos ejes brutales.
Ignorancia.
La consecuencia de todo esto: ciudadanos mediocres, ciudadanos pasivos, ciudadanos cómodos, poco exigentes ante las autoridades, quienes apáticas solo alcanzan a verse el ombligo y con ello, al bajar la vista, dejan de ver el horizonte, pero simulan que no saben qué pasa a su alrededor, pues ellos también se sienten cómodos.
Frustración.
La tuerca da vueltas tercamente y aparece la violencia, en todas sus formas, desde el abuso a los menores o las mujeres hasta el robo hormiga o la explotación laboral, pasando por el asalto a mano armada y la extorsión, terminando con el crimen debidamente organizado.
Pero, rectifiquemos el camino, volteemos hacia adelante, hacia el Norte y rescatemos los valores de la convivencia entre los humanos, propiciando y exigiendo, cada uno en su ámbito, en su comunidad, en su colonia, en su barrio, en el ejido, la impartición de educación con calidad. Sin ella NO hay desarrollo, sin ella NO hay progreso, sin ella NO hay solidaridad posible y a cambio habrá injusticias y la pobreza se extenderá aún más. Esas son las implicaciones, a mi manera de ver, de no exigirle al Estado que ofrezca educación con calidad.

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