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17 de noviembre de 2013

El tantra (y la salchicha) de Prem Dayal

Verónica Maza Bustamante.
“Éste no es un libro que enseña técnicas sexuales que los conviertan en contorsionistas del sexo para poder ser exhibidos en un circo. Y no es, tampoco, un libro de la moderna escuela ‘tántrica del new age’ que sugiere adaptarse a rituales raros que se consuman acariciándose con plumas de pavo real, rodeados de velas prendidas y envueltos en una nube tóxica de incienso; por lo tanto, no se preocupen, no tendrán que disfrazarse de hindúes, ponerse flores en los cabellos, embarrarse de aceites aromáticos, pasarse un cristal por el… sí, justo ahí, entendieron bien”. Dice Verónica Maza Bustamante en su columna El Sexódromo que ayer se publicó en los medios impresos de Milenio Diario.

Enlace: http://www.milenio.com/blogs/qrr/tantra-salchicha-Prem-Dayal_7_191450855.html

Éste no es un libro que enseña técnicas sexuales que los conviertan en contorsionistas del sexo para poder ser exhibidos en un circo. Y no es, tampoco, un libro de la moderna escuela ‘tántrica del new age’ que sugiere adaptarse a rituales raros que se consuman acariciándose con plumas de pavo real, rodeados de velas prendidas y envueltos en una nube tóxica de incienso; por lo tanto, no se preocupen, no tendrán que disfrazarse de hindúes, ponerse flores en los cabellos, embarrarse de aceites aromáticos, pasarse un cristal por el… sí, justo ahí, entendieron bien”.
Así presenta Prem Dayal —maestro de meditación y terapeuta, director teatral y fundador del Osho Meditation Center en México— su nueva publicación editada por Grijalbo: Tantra y Salchicha. La vía sabrosa al sexo sagrado, la cual une, en 332 páginas, dos aspectos de la vida de todo ser humano, llamados por el autor “la salchicha” y “el tantra”.
La primera se refiere al aspecto de nuestra existencia conectado a la función biológica, “al programa instintivo funcional para preservar la vida y la continuación de la especie. En otras palabras, al instinto de defenderse, sobrevivir y reproducirse”, siendo también lo que nos permite percibir el placer y el dolor, poniéndonos en comunicación con el mundo externo.
El Tantra, para Prem Dayal, es el principio opuesto a la Salchicha: “Corresponde al aspecto espiritual del ser humano: la conciencia, el amor, la creatividad, la poesía y todo aquello que nos distingue de los animales”.
Bajo estas premisas, el también autor de ¡Me vale madres! Mantras mexicanos para la liberación del espíritu, nos invita a acompañarlo en un viaje a través de su vida, de aquello que ha experimentado en ese mundo de fuera y el de adentro que menciona en su tesis, y ha explotado como artista ecléctico que también se ha dedicado a la reflexión y análisis durante años vividos en Europa, Asia y México.
Con ese sentido del humor presente siempre en sus escritos, en sus conferencias y en sus charlas, nos abre la puerta del infierno, nos recuerda a John Lennon, nos habla de “la hueva de ser buenos” y de la meditación a través de parábolas, fábulas e historias diversas, chuscas pero que explican muy bien lo que nos quiere decir sobre la posibilidad de llevar nuestra vida sexual con la frescura e intensidad de la consciencia pero sin renunciar al primitivo y sabroso calor de los sentidos.
No sé si un maestro serio y formal de tantra aprobaría este jocoso ejemplar, pero yo se los recomiendo porque la Salchicha Tántrica es aquella de la que yo he hablado aquí: esa posibilidad de trascender en el erotismo; de, como decía Osho, entrar en estadios de meditación y liberación sin que tengamos que volvernos gurúes, ooommmms forevers o cuasi santos que neguemos el placer de la carnita, la tentaleada, la enjundia y hasta el morbillo sabroso.
Así que les recomiendo su lectura y espero muy pronto tener la oportunidad de charlar con Prem Dayal para compartirles sus entretenidas y sabias palabras.

El buzón de Verótika
La sexóloga Susana Caracheo participó en el IX Congreso Nacional de Educación Sexual y Sexología organizado por la FEMESS, hace dos semanas, en Aguascalientes. Ella llevó su proyecto “Sácale una foto a tu vagina”, sobre el que ya he hablado en este espacio, y me envió una breve reseña del taller que impartió para que la comparta con ustedes.

Un taller controvertido
Viernes 7.30 p.m. Óscar Chávez Lanz me ha destinado este espacio y esta hora de manera estratégica para que él, a través de las edecanes, pueda estar dirigiendo e impidiendo el acceso a hombres. Se ha enojado más de uno. Un médico ginecólogo le dijo molesto: “Yo he visto muchas de ésas” (vulvas). Óscar le contestó: “Si no se trata de que hayas visto muchas sino de que tengas una, por lo tanto, ¡no entras!”. Fue mi ángel guardián.
Entraron 45 mujeres. No fue fácil, fue un taller controvertido, pues para poderte tomar una foto así, un close up a tu vulva, tienes que enfrentarte con tu moral, con los tabúes, con la religión, la familia, las miradas…
Hubo enojos: “No se llama vagina, se llama vulva”. Es un manejo estratégico, porque resulta que de lo que se trata es de romper tabúes, y el tabú mayor, ese que topa, es la vagina, lo que está escondido, la vagina silenciosa y silenciada. La foto es a la vulva, pero si de romper se trata, vayamos a lo que más nos conflictúa.
Ilustración: Sandoval.
Hubo comentarios atrevidos: “¡Que se abran los labios!”. “¡Todas nos tenemos que tomar la foto, todas!”. Una chica, de plano se fue de la sala. “Perdón —me dijo—, pero por mis principios yo no puedo estar aquí.”
Los ánimos estaban exaltados y yo pensé: “No hay mujeres indiferentes ante su intimidad”. No se forzó a nada, ni a abrirse. No era obligatorio. “¿Sabes? —me dijo una chica—, acabo de hacer algo hermoso, rompí la barrera del silencio y me siento una mujer más completa”. Su cara estaba radiante, se había quitado un gran peso de encima.
La encargada de tomar las fotos fue Frida Ezban, quien hizo tomas magníficas. Dieciocho mujeres se formaron. Hubo varias chicas que le pedían a Frida que también les tomara una foto con su celular, para llevarla consigo.
¿Mi objetivo? Hacer unicidad de la corporalidad femenina con los genitales; de explorarnos desde el placer, no desde el dolor; de gustarnos y, cuando lo deseemos, compartirlo. Como decía una de las asistentes: “¡Que mis dos labios, los de arriba y los de abajo, sonrían siempre!”.
Desde el fondo de mi corazón anhelo que las mujeres dejemos de silenciar nuestros genitales, que los exploremos, los disfrutemos y nos sintamos orgullosas de nosotras mismas.
Susana Caracheo

No he logrado encontrar algún artículo que mencione QUÉ HACER cuando un hombre se da cuenta que estuvo, está, infectado del Virus del Papiloma Humano. ¿Se debe medicar, qué riesgos presenta, lo puede transmitir aunque los síntomas (verrugas) ya no estén presentes?
Gonzalo

Mi estimado Gonz, la mayoría de los hombres que contraen el Virus del Papiloma Humano nunca presentará síntomas o problemas de salud, aunque pueden desarrollar verrugas genitales que derivarían en cáncer de pene, de ano o de cavidad orofaríngea.
La página de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades nos dice que cerca del uno por ciento de los hombres sexualmente activos tendrá verrugas genitales en algún momento, las cuales aparecen en pene, testículos, ingle, muslos, ano y su alrededor, pudiendo ser elevadas, planas o en forma de coliflor y presentarse solas o en grupos. Por lo general no duelen y se podrán ver a simple vista.
Si no hay verrugas pero se cree ser portador porque el estudio de la pareja dio un resultado positivo, se puede realizar una colposcopía o visión con lente de aumento, realizarse un test de ADN para realizar un diagnóstico más certero (la toma de muestra se realiza con un pequeño cepillo) o una biopsia dirigida a la lesión.
No existe ningún tratamiento o cura para el VPH, pero las verrugas se pueden tratar con medicamentos, cirugía (para extirparlas) o destruir mediante congelación. Meses después del tratamiento puede que vuelvan las verrugas, por lo que es posible que se requiera hacerlo varias veces. De no ser tratadas, quizá desaparecerán por sí solas, se mantengan igual o crezcan (en número o en tamaño). No se convertirán, por fuerza, en cáncer, y no se sabe a ciencia cierta si al desaparecer éstas, el virus deja de contagiarse.
Los condones pueden reducir la posibilidad de contraer el VPH o de padecer enfermedades relacionadas con el virus si se utilizan en todas las relaciones sexuales, desde el comienzo hasta el final. Si tienes 26 años de edad o menos, puedes considerar la vacuna contra el papiloma.
elsexodromo@hotmail.com
@draverotika

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