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17 de noviembre de 2013

Las hienas de la política en la reforma económica

Fernando Ramírez López.
Hoy sabemos que nuestro país vive en su seno contradicciones que han sido acuñadas a lo largo de su devenir histórico, la pobreza como factor endémico insoluble y la actuación permanente de las hienas en el poder político, manifiestan su incapacidad por ceder un ápice de sus meandros y propósitos.

Por Fernando Ramírez López

Para Ernesto “Che” Güevara por su ejemplo en la lucha social, a 46 años de su sacrificio un lejano 9 de octubre en la montaña boliviana.

“No vale la pena ahora volver sobre esos entusiasmos, fervores, decepciones, iluminaciones; en cambio,  si es bueno repetir que la modernidad, como todo lo que es la historia, es una realidad evanescente; nada queda de ella sino, cuando algo queda, unos instantes vivos, unas cuantas palabras más allá y más acá de las fechas”
Octavio Paz. Unidad, modernidad, tradición.

Octavio Paz.
Hoy sabemos que nuestro país vive en su seno contradicciones que han sido acuñadas a lo largo de su devenir histórico, la pobreza como factor endémico insoluble y la actuación permanente de las hienas en el poder político, manifiestan su incapacidad por ceder un ápice de sus meandros y propósitos.
Enfrentamos como nación subdesarrollada el reto de la avaricia de los señores del capital y una democracia enferma, porque ha sido alimentada para servir a unos pocos y no a la mayoría.
Casi todas las sociedades contemporáneas,  incluyendo a las del primer mundo, están perdiendo la confianza en el orden político y en los políticos. Este hecho ha servido con frecuencia para alimentar a las fuerzas reaccionarias que tratan de canalizar el resentimiento popular para convertirlo en fundamentalismo religioso o en nacionalismo ascendente.
La corrupción del dinero emerge como símbolo de la disolución de la confianza en la democracia. La reedificación de la confianza puede comenzar solo cuando los políticos y la clase política demuestren rectitud y autoridad moral en su comportamiento.
Ernmesto "Che" Güevara.
Esta es la gran tarea que aguarda a las sociedades en ascenso democrático para los próximos años. El talón de Aquiles de la reforma económica que aglutina a la hacendaria es político. No es lo mismo controlar el gasto público, que lograr  que aumenten las exportaciones, o elevar la productividad. Se requiere en todo caso combinar la negociación, la persuasión y la creación de condiciones estructurales para la reorganización integral.
Es necesario, sobre todo una actitud de equidad, el gobierno debe aceptar su papel poco agradable de captador de impuestos, no es mejor ni más importante que cualquiera de las funciones de los miembros de la sociedad civil.
El sistema político, sobre todo hoy día, no tiene idea de este tipo de actuación, su gran problema es que todo lo que hacía por obra y arte de su autoridad está plenamente cuestionado, en un momento donde la sobrecarga impositiva no cuenta con la aprobación colectiva.
Si el gobierno actúa hábil e inteligentemente podemos pensar en un mejor país para el futuro. Pero cuando casi todos los ámbitos de la vida nacional se encuentran minados, esta tarea parece de suyo casi imposible, es decir lograr elevar la tasa de empleo, mejor educación, alimentación adecuada, salud oportuna y un buen nivel de ingresos de la población se considera poco posible.
El gobierno ha propuesto una reforma económica – hacendaria, no a causa de su gran vocación democrática, sino que las presiones sociales están resultando incontenibles y no desea poner en riesgo su frágil estabilidad política.
Lo que ahora debemos preguntarnos no es si se intentará una profunda reforma política sino cómo se resolverá el problema político, efecto colateral del cambio fiscal y económico, ya que sin dicha resolución la recuperación integral es imposible.
Se ha discutido lánguidamente, sobre la vinculación entre la reforma política y la reforma económica. El debate sobre el cambio del sistema político es por demás prolífico, aunque en muchos sentidos es más idealista que realista, se refiere mucho a las razones y posibilidades de cambio, más que al deseo de cambio. La discusión se ha sesgado hacia la parte electoral que es más visible, porque en las últimas elecciones demostró el gobierno que ahí se encuentra lo más burdo de su actuación y donde más éxitos ha tenido.
El problema político de la reforma económica es que ya se hizo todo lo que se podía hacer desde arriba, lo que falta por hacer es persuadir a sindicatos, empresas y consumidores, incentivándolos; pero no se les puede obligar a cambiar de pronto, a pagar más impuestos en el seno de la recesión económica que se vive, a pensar en la productividad, a invertir, en fin a transformarse en lo que idealmente debemos ser.
Si la reforma económica depende de lo que hagan millones de actores individuales, el problema para organizarlos va a ser extraordinario. La pregunta es si ante incapacidad gubernamental, se tendrán los elementos para hacerlo exitosamente.
El pacto peñanietista con el PRI, PAN y PRD es una ventana del proceso político que tiene lugar para observar los avances de la reforma económica, así como las dificultades por venir.
Una economía moderna y próspera no puede depender solamente de lo que el gobierno resuelva, por lo que el supuesto éxito de la macroeconomía como referencia de éxito en el manejo de las finanzas públicas, es necesario que se refleje en los medianos y pequeños empresarios, pero sobre todo en los bolsillos de los consumidores.
El gobierno ahora se enfrenta a un dilema cada vez más difícil, todo lo que ha construido en los últimos años podría venirse abajo por la presión que ejercen las organizaciones y los causantes.
En lugar de aprovechar la oportunidad de conducir el cambio del país, sobre todo porque el éxito de la reforma económica obliga a hacer profundos cambios políticos, el gobierno se empeña en darle vida a una reforma energética problematizada y que amenaza con desestabilizar la frágil barca del cambio global.
En un momento cuando el gobierno ha reconocido plenamente la existencia del hambre, la pobreza y la criminalidad existente, en lugar de plantear respuestas socialmente integrales, sigue apoyando el crecimiento de los grupos empresariales más grandes como es el caso de TELEVISA y CARSO.
Su opción n o es mantener el sistema político tradicional y seguir dejando que gobernadores y presidentes municipales, impunemente se aprovechen del presupuesto y sigan endeudando a sus localidades; su opción es generar el cambio inmediato y gradual.
Hoy todo se cuestiona, desde el modelo educativo hasta el exceso de asignaciones económicas a los partidos políticos y la sobre representación de legisladores en ambas cámaras.
Es necesario dejar que el cambio camine por sí mismo asumiendo todas las consecuencias que pudieran resultar, o en liderarlo para darle forma a un nuevo sistema político. Sin embargo la economía va a obligarlo a definirse en un futuro nada lejano, pues la reforma económica va a atorarse y nada va a poder impedirlo, al menos que el gobierno ceda y entienda la existencia de nuevos interlocutores que tienen voz y presencia.
El significado de la avaricia no solamente se observa como defecto de carácter, sino como medio de manipulación para ganar más dinero que hace que los gobernantes en turno presionen, para entregar el petróleo a inversionistas extranjeros, lo cual no solamente es mal visto, sino que puede convertirse en el tsunami que arrase con todo.
Mario Benedetti.
Ganar dinero por medio de manipulaciones legislativas, inflar o disminuir el valor de los bienes, adquisición de fuertes préstamos respaldados por documentos falsificados, contribuye a generar increíbles colapsos y que han llegado a costar a la población miles de millones de dólares.
Los miembros de esta generación no solamente en México, sino en sociedades altamente desarrolladas están pagando las consecuencias de políticas de gobierno egoístas y mal planeadas, como es el caso de Japón, la Unión Americana y gran parte del mancomún europeo. Nuestro deber es al menos intentar generar un nuevo modelo social, limpio por excelencia de violencia y crimen.
Mientras tanto hagamos nuestras las palabras de Mario Benedetti cuando dice: “No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedo, liberar el lastre, retomar el vuelo”.
Celular: 871 163 3813

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